El monolito de Chapa

Finalizado el segundo día del cónclave salí a dar un paseo por el parque con la intención de desconectar un ratito para entrar en silencio. Luego de estar concentrado con intensidad sobre cualquier asunto es interesante tomarse un rato para parar la cabeza y observar qué pasa en realidad. El cuidador y el Tano habían estado trabajando con las máquinas cortadoras hasta dejar el césped ralo y reluciente color verde ácido. Me alejé loma abajo siguiendo las formas dibujadas por el el tractor, caminos curvos entre islas de pasto todavía sin cortar salpicados de florcitas silvestres. Más allá, hasta la línea de eucaliptos al fondo, el yuyal de cardos mantenía su acostumbrada y notable presencia. Supongo que al ir acercándome al nido oculto, la pareja de teros residente salió a mi encuentro chillando para alejarme del lugar. A mitad del predio, donde las construcciones empiezan a quedar ocultas por la pendiente, me vino a la cabeza que la denominación para esa zona bien podría ser la de "campus". Sí, campus, muy bien encontrada –me dije– como en las universidades o los complejos tecnológicos. Funciona así, aunque te lo propongas aquello sigue pensando por su cuenta como si nada. Pero, si en vez de engancharte lo observas, cuando aparece una pausa puedes estirarla hasta que en algún momento entras en silencio. Llegando a la maleza me volví en dirección a poniente donde un resplandor se filtraba entre el mar de nubes grises, envolviendo y recortando la figura del monumento de acero. Desde esa perspectiva poco fotografiada se ve la columna emergiendo de la tierra entre el pastizal y los cardos, para lanzarse recta hacia el cielo. Observé el detalle polémico de las junturas, pero ahora me parecieron sólo una marca de entrecasa, irrelevante sobre esa forma perfecta que tanto ha hablado a la humanidad. Me quedé contemplándola casi sin decirme nada, entonces sentí la conmoción. Tengo un cierto hábito de observarme o tratar de entender qué me sucede. Podría decir que la reunión había sido estupenda en cuanto a abrir el futuro, que los casi cuarenta años lejos de Mar del Plata, que el trabajo de los amigos durante esas décadas, que el desafío de continuar el legado del Maestro, que el propósito de los Parques en el planeta... Todo esto se hizo copresente en un mismo momento, pero me quedó la certeza de algo más, un significado hondo que me atravesaba... así es que no podría decir a ciencia cierta porqué empecé a llorar mirando la columna de metal pulido, inmóvil, mientras los teros seguían revoloteando a mi alrededor.

[ParqueCHAPADMALAL, 27 octubre 2014] Fotografía por JOCh

5 comentarios:

  1. Que momentos estamos viviendo!!!
    Muy linda experiencia, habrá que visitar ese parque tan inspirador.

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    1. Las vistas son muy parecidas a las de Òdena, con una plana de atardeceres rojos y a veces dorados. Estando en la Pampa Húmeda, la diferencia es que es más verde, más húmedo y con un tiempo mucho más variable. Muy guapo de visitar. (te tomo la palabra). Gracias por el comentario

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