Tal como se presentaron en 1974 –en el centro de trabajo de El Mirador*– los oficios eran labores de taller de carácter técnico y artístico aptas para desarrollar cualidades recomendadas en un buen trabajo disciplinario, tales como pulcritud, permanencia y un particular tono en el operador. Los oficios estaban vinculados a las disciplinas, así Perfumería con Energética, Iconografía con Formal, Fitoterapia con Material y Ludismo con Mental.
Pulcritud y permanencia no eran conceptos difíciles de entender ya que, si toda labor requiere un plan previo al que ajustarse, aquellos hacen referencia a la aplicación y mantenimiento de la atención a lo espacial y lo temporal de ese plan de trabajo.
Así, por pulcritud entendíamos hábitos básicos de orden, limpieza, incluso esmero tanto en el espacio de taller como con el instrumental, los materiales y los procedimientos. Modos de hacer éstos que reflejan disponibilidad, “estar en tema”, interés y claridad en la intención. Se intentaba de este modo observar y rectificar hábitos de improvisación, descuido e incluso hasta suciedad, concomitantes a veces con ruido mental o confusión y en otras con falta de transparencia. Se hacía hincapié en respetar el orden y tiempos de los pasos en la secuencia de trabajo, en especial los dos momentos claves: tanto la preparación del ámbito (con la desodorización en perfumería, por ejemplo) como el cierre de la jornada de taller, con el aseo del espacio e instrumental, el ordenamiento y la clasificación de lo realizado.
La permanencia era el empeño en terminar lo que se empezaba sin dejarlo inconcluso por simple abandono o improvisaciones fuera del plan. Tenía que ver con mantener la actividad dentro de lo planificado para la jornada o ese proyecto, sin variaciones por ocurrencias o cambios anímicos. Esto permitía observar la tendencia a desviarse de cualquier propósito, así como las dificultades que se presentan en el mantenimiento más o menos prolongado de la atención sobre un tema. Por otra parte, dado que en toda labor siempre surgen ideas y posibilidades que ameritan tomarse en cuenta para posteriores proyectos, se las anotaba sin por ello interrumpir lo que se llevaba a cabo.
Si bien estos dos recomendaciones aludían a un modo de aplicarse más despejado, cuidadoso y perseverante que el habitual –y en ese sentido se registraban como una variación notable del “tono” interno– el tono al que específicamente se hacía referencia iba más allá... aunque, siendo un registro más abstracto o si se quiere menos doméstico que los de pulcritud y permanencia, resultaba también más difícil de pillar.
Ese tono que se recomendaba tenía que ver con la utilización de medidas y proporciones en los producidos, específicamente con la aplicación de la proporción áurea presente en la naturaleza. Esta razón áurea, conocida también como “divina proporción”, tiene el valor periódico 1,618..., es representada por la letra griega Fi (Φ en mayúscula y φ en minúscula) y se expresa en la llamada “secuencia de Fibonacci” (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34...) donde cada elemento es la suma de los dos anteriores. También enunciada como “el todo es a la parte mayor como ésta a la menor” establece una relación armónica entre las partes y el todo.
Este estilo de trabajo permitía observar subjetivismos, tales como gustos personales y modas, incluso excesos como el caprichismo y la tendencia normal a la chapuza, al par que brindaba un modelo para sortearlos e ir filiando el registro de esa “métrica interna” a la que se aludía. Entonces, al no apoyarse en lo subjetivo personal, los oficios tenían una innegable ambición de objetividad que se articulaba vinculando las sensaciones propias de cada paleta a los centros de respuesta. Así cada elemento del inventario de sensaciones del oficio (o paleta) podía catalogarse por la “resonancia” que eventualmente producía en lo vegetativo, sexual, motriz, emotivo, intelectual o superior, entendiendo por centro superior las manifestaciones de éxtasis, arrebato y reconocimiento.
CENTRO DE RESPUESTA
|
Paleta
perfumería
(sensaciones)
|
Paleta
iconografía
(percepciones)
|
Paleta fitoterapia
|
Paleta
ludismo
(producidos)
|
Superior
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Agridulce
|
Hieratismo
| ||
Intelectual
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Ácido
|
Dureza
|
Acertijos
| |
Emotivo
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Dulce
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Sensibilidad
|
Situacionales
| |
Motriz
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Pungente
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Fuerza
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Corporales
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Vegetativo
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Graso
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Naturalidad
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Sexual
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Amargo
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Sensualidad
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Para inventariar desde sensaciones y percepciones hasta materiales y procedimientos se utilizaba un diagrama conocido como “eneagrama sextenario” que permitía ordenar los elementos según “densidad” desde lo denso a lo sutil, agruparlos en dos gamas opuestas y tres grupos. El primer grupo con los más densos, el tercer grupo con los más sutiles y el segundo grupo con los intermedios pero de ambas gamas.
En el ejemplo de eneagrama de colores:
a. Seis elementos (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta).
b. Dos gamas: cálidos (rojo, naranja, amarillo) y fríos (verde, azul.violeta).
c. Tres grupos: rojo y naranja, amarillo y verde, azul y violeta.
El diagrama circular se leía en la dirección de las agujas del reloj. Partiendo del primer elemento la longitud de las líneas internas tienen valores de 3, 5 y 8. Los elementos unidos por las dos líneas centrales resultan complementarios (verde - rojo, amarillo - violeta) y el único punto de cruce, o punto de control, indica el neutro (gris) con las proporciones 3 - 5 para la mezcla. También naranja y azul son complementarios –aunque el eneagrama no presente ninguna línea de conexión– y se neutralizan en igual medida.
Obviamente la neutralización o matado que se lograba en ese punto de control era el tema clave. A partir de comprobar que lo graso se neutraliza con un poco de ácido (como ocurre con las escalopas a la milanesa y el limón), el afán con el cuidado, la formas agresivas con las sensibles, etc. se abrían analogías psicológicas –cómo la solemnidad neutralizada con una breve ironía– que remarcaban la importancia del punto a manejar.
En cuanto a los producidos, la misma razón de 8 - 5 - 3 daba la pauta para proporcionar el carácter primario, secundario y terciario de cualquier composición. Así la proporción entre el elemento primario y el secundario era de 8 - 5 (es decir más de la mitad) y la del secundario con el terciario de 5 - 3. Por ejemplo, un perfume con resonancia sexual, emotiva y superior estaría compuesto por 8 partes de amargo, 5 de dulce y 3 de agridulce. Mientras que para un ícono, la misma fórmula serían 8 de sensualidad (curvas ondulantes), 5 de sensibilidad (curvas geométricas) y 3 de hieratismo (rectas obtusas). Esto presentaba dos importantes problemas prácticos –lograr homogeneidad en la paleta y precisión en la unidad de medida elegida– pero también abría un horizonte de posibilidades al trabajo con una misma métrica aplicable a distintas especialidades.
El perfumista trabajaba observando las sensaciones del olfato y la resonancia física o movilización energética de cada fragancia. El fitoterapeuta los efectos de las pócimas preparadas en su propio organismo. El iconógrafo, las sensaciones cenestésicas y kinestésicas del mirar formas visuales emplazadas tanto en lo bidimensional como en lo tridimensional. El lúdico los registros de los actos movilizados en los distintos juegos que iba ensayando.
Es de notar que si bien la referencia a los centros de respuesta es común, la temporalidad del producido es distinta en cada oficio: en perfumería se distinguen en secuencia la nota de cabeza, la de corazón y la de base que dura varias horas; en fitoterapia se constatan efectos inmediatos, mediatos o secundarios, terciarios y hasta acumulativos de las substancias; en iconografía la temporalidad es mucho más reducida pero también se advierte una secuencia desde la percepción de la forma general al recorrido de la forma terminando en el centro de equilibrio; por último, en ludismo el tiempo de juego puede acortarse o extenderse hasta finalmente agotar las “ganas de jugar”.
De este modo cada oficio ampliaba y perfeccionaba los mecanismos de sensación, percepción y representación del operador, pero también prometía trasladar a terceros registros codificados, tal como desde antiguo han hecho lo que conocemos como artes y artesanías. En El Mirador intuíamos que arrancando con esos cuatro oficios, el encuadre y modo de trabajo nos permitiría desarrollar con el correr del tiempo un sinnúmero de especialidades.
“Esto no es para ahora” nos había dicho el Maestro refiriéndose tanto a los oficios como a las disciplinas “... sino para retomarlo dentro de muchos años” dijo arrastrando la u.
* Finca El Mirador, Salsipuedes, Córdoba, Argentina.
** En la polaroid -que no recuerdo quién la tomó– aparezco mostrando
una pequeña escultura en arcilla al lado del taller de iconografía.
[ParcÒDENA, junio 2013]
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a. Seis elementos (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta).
b. Dos gamas: cálidos (rojo, naranja, amarillo) y fríos (verde, azul.violeta).
c. Tres grupos: rojo y naranja, amarillo y verde, azul y violeta.
El diagrama circular se leía en la dirección de las agujas del reloj. Partiendo del primer elemento la longitud de las líneas internas tienen valores de 3, 5 y 8. Los elementos unidos por las dos líneas centrales resultan complementarios (verde - rojo, amarillo - violeta) y el único punto de cruce, o punto de control, indica el neutro (gris) con las proporciones 3 - 5 para la mezcla. También naranja y azul son complementarios –aunque el eneagrama no presente ninguna línea de conexión– y se neutralizan en igual medida.
Obviamente la neutralización o matado que se lograba en ese punto de control era el tema clave. A partir de comprobar que lo graso se neutraliza con un poco de ácido (como ocurre con las escalopas a la milanesa y el limón), el afán con el cuidado, la formas agresivas con las sensibles, etc. se abrían analogías psicológicas –cómo la solemnidad neutralizada con una breve ironía– que remarcaban la importancia del punto a manejar.
En cuanto a los producidos, la misma razón de 8 - 5 - 3 daba la pauta para proporcionar el carácter primario, secundario y terciario de cualquier composición. Así la proporción entre el elemento primario y el secundario era de 8 - 5 (es decir más de la mitad) y la del secundario con el terciario de 5 - 3. Por ejemplo, un perfume con resonancia sexual, emotiva y superior estaría compuesto por 8 partes de amargo, 5 de dulce y 3 de agridulce. Mientras que para un ícono, la misma fórmula serían 8 de sensualidad (curvas ondulantes), 5 de sensibilidad (curvas geométricas) y 3 de hieratismo (rectas obtusas). Esto presentaba dos importantes problemas prácticos –lograr homogeneidad en la paleta y precisión en la unidad de medida elegida– pero también abría un horizonte de posibilidades al trabajo con una misma métrica aplicable a distintas especialidades.
El perfumista trabajaba observando las sensaciones del olfato y la resonancia física o movilización energética de cada fragancia. El fitoterapeuta los efectos de las pócimas preparadas en su propio organismo. El iconógrafo, las sensaciones cenestésicas y kinestésicas del mirar formas visuales emplazadas tanto en lo bidimensional como en lo tridimensional. El lúdico los registros de los actos movilizados en los distintos juegos que iba ensayando.
Es de notar que si bien la referencia a los centros de respuesta es común, la temporalidad del producido es distinta en cada oficio: en perfumería se distinguen en secuencia la nota de cabeza, la de corazón y la de base que dura varias horas; en fitoterapia se constatan efectos inmediatos, mediatos o secundarios, terciarios y hasta acumulativos de las substancias; en iconografía la temporalidad es mucho más reducida pero también se advierte una secuencia desde la percepción de la forma general al recorrido de la forma terminando en el centro de equilibrio; por último, en ludismo el tiempo de juego puede acortarse o extenderse hasta finalmente agotar las “ganas de jugar”.
De este modo cada oficio ampliaba y perfeccionaba los mecanismos de sensación, percepción y representación del operador, pero también prometía trasladar a terceros registros codificados, tal como desde antiguo han hecho lo que conocemos como artes y artesanías. En El Mirador intuíamos que arrancando con esos cuatro oficios, el encuadre y modo de trabajo nos permitiría desarrollar con el correr del tiempo un sinnúmero de especialidades.
“Esto no es para ahora” nos había dicho el Maestro refiriéndose tanto a los oficios como a las disciplinas “... sino para retomarlo dentro de muchos años” dijo arrastrando la u.
* Finca El Mirador, Salsipuedes, Córdoba, Argentina.
** En la polaroid -que no recuerdo quién la tomó– aparezco mostrando
una pequeña escultura en arcilla al lado del taller de iconografía.
[ParcÒDENA, junio 2013]
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Muchas gracias por publicar esta valiosa información, muy esclarecedora. Abrazo.
ResponderEliminarGabriel Gomez
Gracias por este gran aporte. Blanca
ResponderEliminarQué bueno!!! Eres muy bueno, Woo
ResponderEliminarPor alguna razón que no alcanzo a pillar el comentario de JavierZ de hace un rato no se publicó aunque me llegó como mensaje automático de Blogger. Lo reposteo porque está muy bueno. Gracias Javier y un abrazo.
ResponderEliminarJavi Zaldarriaga ha dejado un nuevo comentario en su entrada "El Mirador: Los oficios":
Hola Raul.
Quiero comentarte una anecdota breve. En noviembre de 2009, cenando en Punta de Vacas, Silo me manifesto que ibamos a impulsar los oficios poco tiempo después. Le pregunte si se referia a los antiguos (como los que mencionas) o si iba a haber nuevos desarrollos. Y él respondió: "Creo que mejor usamos los antiguos".
Asi que, tal vez el momento haya llegado!
Un abrazo y gracias por tu escrito.
Javier Zaldarriaga
Gracias, Raúl, qué bueno que los que estuvísteis nos contéis acerca de esos inicios.
ResponderEliminarCuando destacas como central la cuestión aurea y la explicas dentro del aspecto más delicado de los oficios, el tono, lo relaciono con una afirmación de Einstein que decía algo así: "Las areas conformadas por la búsqueda de la verdad y la búsqueda de la belleza, son las que nos permiten seguir sintiéndonos como niños durante toda la vida".
Xavier
Gracias Raúl, exelente nota que, no solo me llevóa otros momentos de la vida...sino que me está haciendo meditar seriamente sobre algunos aspectos de llevar adelante mis cosas. Muchas gracias
ResponderEliminarHugo
Gracias Gabriel, Blanca, María, Javier, Xavier y Hugo por comentarios tan alentadores. Los comentarios siempre son bien recibidos y sean como sean dan un feedback imprescindible, aunque estos además calientan la espalda. La seguimos...
ResponderEliminarRaul fantastica toda la descripción,iba leyendo y recordando muchas cosas de aquellos talleres,desgranando recuerdos llenos de emociones.Gracias por el cuidado que tiene todo el escrito.Me ha dado una lucecita para el estudio que estoy haciendo para la Ascesis.Un afectuoso abrazo Lucero
ResponderEliminarQué bueno, Lucero. El propósito del texto no era hacer un ejercicio de nostalgia sino intentar sintetizar qué de aquello llegó hasta hoy en un sentido práctico.
EliminarImpresionante...
ResponderEliminarJe je je...
EliminarMuchas gracias Raul. Muy interesante. Creo que es un tema que hay que retomar más pronto que tarde. Me interesa porque complementa y va completando otros materiales que he leído. Un comentario: me sorprendió que antes de las disciplinas no hiciéramos oficios a fondo. Pero después entendí que posiblente fue por la falta de tiempo...
ResponderEliminarUna pregunta: ¿y la paleta fitoterapia?
Un abrazo
Enrique
La idea de esa tabla es mostrar las relaciones de las paletas de sensaciones y las de percepciones con la correspondencia de centros, pero en fitoterapia no tengo tan claro las correspondencia. A pesar que conservo algunos apuntes de aquella época, donde se hace la clasificación entre sustancias acelerantes, retrasantess y estabilizantes, no aparece la relación con los centros de respuesta. Un abrazo para tí Enrique.
EliminarWoo querido: En estos días tenía la intención de desarrollar un apunte sobre los Oficios -tal como nos los explicaron en aquellos tiempos- a manera de intro de un taller de fitoterapia próximo a comenzar en Parque Chapadmalal...pero ya no es necesario; ya lo preparaste vos! (ge-nial!)
ResponderEliminarUno grande
Dgns
Un texto muy pulcro que es de lo que va el tema.
ResponderEliminarQué buena la anécdota de cierre! Creo que todavía en algunos parques seguimos estirando la “u” un tiempo más pero vamos para allá.
JaviB
Una historia entre líneas…
ResponderEliminarKepler dedicó subida a concebir una cosmología perfecta. En 1596 Kepler escribió Mysterium Cosmographicum (El misterio cósmico). Siendo un hombre de gran vocación religiosa, Kepler veía en su modelo cosmológico una celebración de la existencia, sabiduría y elegancia de Dios. «Yo deseaba ser teólogo; pero ahora me doy cuenta a través de mi esfuerzo de que Dios puede ser celebrado también por la astronomía». En este cosmos copernicano perfecto, las distancias de los planetas al Sol venían dadas por esferas en el interior de poliedros perfectos, anidadas sucesivamente unas en el interior de otras. Es más, las órbitas de los planetas producían música, siendo su combinación una sinfonía divina.
Pasaron los años y los acontecimientos se precipitaron al fracaso. Y parte de culpa la tuvo Rodolfo II y su corte en Praga dedicada al desarrollo del conocimiento (serie faros), donde la inspiración de Kepler chocaba con la mediciones de Tycho Brahe.
Qué desgarrador debió ser desterrar la idea de Universo concéntrica y circular perfecta! Aquella maravillosa fotografía de dios, el Modelo platónico del Sistema Solar quedó como reliquia de museo.
Sin embargo, una vida de dedicación no podía ser en balde, renació como el Fenix al captar verdaderas “estructuras universales”. Su fracaso le llevo a concebir las leyes del movimiento de los planetas por las cuales hoy es posible el lanzamiento de naves al espacio.
JaviB
Gracias Raúl! Muy sustancioso y suculento!
ResponderEliminarSolo agradecer por lo que a uno le ha ayudado a quitar algunas dudas...
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