El podcast








Escúcheme mi Amigo: no deje que la realidad le estropee una exaltación del alma, no se enfade ni se desanime porque quienes lo circundan no se plieguen o dobleguen a su inspiración: haga oir su voz mas allá de lo inmediato. Póngase un ordenador no muy sofisticado pero con altavoces, micrófono, adsl, móntese una especie de radio en internet, Y HABLENOS A TODOS. No importa si uno vive en Batán, Guanajuato o Casteldefels...

Póngale un nombre inspirador a la cosa, como Radio Desesperados, In-Flamados,  7-Locos, Comando Tenetor, Patrulla Akásica, Centinela del Sentido (este es cacofófico...), Restaurador del Misterio, Radio Solipsita (esta me gusta para un proyecto propio) o ¿qué le parece ésta? ¡RadioINTERNA! (es el mejor pero ya existe, lástima).

No se quede con las ganas... si su visión no la puede montar en la "realidad" haga como Orlson Welles: móntelo en la ficción, que esa antigua antinomia conceptual hoy es sinonímica... Pero nada de estar hablando todo el puto día como un speaker ¡No, mi Amigo! una vez por semana como mucho, como para con la Fuerza, usted espera a su horita, que a la una y media de la madrugada, que a las tres, que no, mejor a las cinco... a la hora que usted rompe la vigilia y la lucidez le inflama el espíritu...

Cuando los piés parecen aspiradoras de energía telúrica, y la columna se endereza para dejar subir la vivorita y la mirada se despega de los ojos hacia adentro. Atrape el regocijo del encuentro con Usted mismo. Inspire una bocanada, huele a incienso, mirra, gasolina... y cerillas.

No se corte con timideces: permita que su Espíritu hable a otros Espíritus... Siete minutos, diez... doce como mucho. Usted lo graba, le pone un ambiente sonoro que ya tiene preparado, le engancha las cortinillas de cabecea y cierre, y ¡hála! lo sube al blog.

Y el Oyente Invisible lo escucha nomás a los dos minutos, o a los dos días o a los dos meses y lo vuelve a escuchar si quiere, o se baja el mp3. O se lo manda a otro, o lo comenta...

Lo arranca Usted sólo, comprometido con el Oyente Invisible, como una flecha en llamas rasgando la noche... Y si después algún tremolante se acerca y quiere ir diciendo sus cositas, o lo que surja ¿no? entonces se va armando con otros que era el propósito inicial.

Así es... Podcast, mi Amigo... Pod-cast.

[Barcelona, enero 2006]

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